LA DISGRAFIA NO ES "TODO O NADA"
TODOS SOMOS UN POCO DISGRAFICOS.
Los niños, a muy pocas semanas de haber nacido, suelen tener
adultos cerca para que les hagan ese juego en que el adulto se tapa la cara con
algo, y dice NO ESTÁ......y después muestra claramente su cara, y entonces dice
ESTÁ. El niño no logra percibir la
"constancia-continuidad-permanencia" de ese adulto que está, sin
interrupción, justo enfrente suyo. Esto
indicaría que el niño, a esa temprana edad, quizás piense en un modo TODO O
NADA; La cara del adulto ESTÁ, o....NO
ESTÁ,....pero el niño no llega a discriminar ese momento o proceso intermedio
de....AHORA SE ESTA TAPANDO LA CARA, ASI ES QUE VOY A DEJAR DE VERLO.
La angustia puede servir de ejemplo contrario. Desde los
actos que suelen producir mayor angustia, como la aparición de un objeto fóbico,
el ser cogoteados, o manejar en el tráfico santiaguino durante horas, hasta las
tareas menos angustiantes, como podría ser prepararnos un café,.....todas
encierran aunque sean unos pequeñitos riesgos de fracaso o de accidentes: se nos podría dar vuelta la tetera y
quemarnos,... tenemos que estar alertas contra ese eventual peligro. Es decir, mientras estemos
despiertos-conscientes, estaremos siempre en un grado mínimo de alerta ante lo
que ocurre alrededor. De pronto, disfrutando un atardecer en la playa, en el
mejor de los relajos y, ZAS,....¿le puse llave a la puerta del auto...? ¿dejé encendido el gas del califont? Es como
si el subconsciente siguiera repasando eventuales riesgos y peligros hasta en
los momentos de mayor serenidad. Podría decirse que estar conscientes en el
mundo implica tener ante nosotros más de algún riesgo, siempre. No se requiere riesgos objetivos y reales;
basta con que los imaginemos: un preso, en una celda donde no ocurre
absolutamente nada, puede auto-torturarse imaginando qué podría hacer en el
momento en que ocurra un terremoto;.....él mismo genera buena parte de sus
angustias cotidianas, y pueden ser muy fuertes. Concluyamos en que PARA NADIE EXISTE la
situación de TOTAL AUSENCIA DE ESTRESORES-ANGUSTIA, y que, en algunos casos, la
presencia de estresores-angustia puede ser altísima PARA TODO EL MUNDO.
La disgrafia se parece a la ANGUSTIA. Siempre tenemos un pequeñito grado de
disgrafia, y en ocasiones ella se puede convertir en algo realmente terrible de
sufrir. Más interesante aún; igual que la angustia, que la sufrimos todos en
diversos grados y momentos, también la disgrafia podemos sufrirla todos, y
hasta intensamente, dependiendo de las situaciones que se nos presenten.
Exagerando y caricaturizando las cosas, diré que en su
gravedad, podemos distinguir al menos tres intensidades de disgrafia:
DISGRAFIA 1 : Es la
distonia, o sea algo MÁS que una disgrafia. La persona toma el lápiz y sufre
casi de inmediato un adormecimiento-parálisis-insensibilidad en la mano; el
lápiz se le cae; es absolutamente incapaz de escribir una línea. Conocí una
mujer distónica que no podía hacer un cheque…..eso ya era demasiada
manuscritura para su distonia.
DISGRAFIA 2: Es casi un disgráfico "típico" aquel
escolar que escribe relativamente bien durante diez minutos, que empieza a
tener problemas si le exigen que escriba durante 15 minutos, y que el asunto se
le vuelve angustioso a partir del minuto 20.
En 20 minutos de esfuerzo de manuscritura, muchos disgráficos empiezan a
sentir que les va a dar un calambre en la palma de la mano.
DISGRAFIA 3: Es la
que tenemos casi todos, los "no-disgráficos". Nos consideramos no-disgráficos porque
prácticamente nunca sentimos esa situación límite en que empezamos a percibir
que viene un calambre; pero, si a alguien se le ocurre hacer un campeonato de
manuscritura en el que transcribiremos lo que se nos va a dictar oralmente sin
interrupción durante 24 horas seguidas...... es fácil apostar a que después de
diez horas....quizás el 90% de los participantes “no-disgráficos” esté
relajando sus manos para evitar calambres, y después de 20 horas, no habrá un
sólo participante que no esté exhibiendo
abundantes síntomas disgráficos.
Este es el sentido de afirmar que la disgrafia no es
"todo o nada". La disgrafia varía en intensidad....DEPENDIENDO DE
VARIOS FACTORES. Si la situación de manuscritura se vuelve sumamente exigente,
TODOS SOMOS DISGRAFICOS. Claro, los
disgráficos más severos, y ni hablar de los distónicos, jamás debieran
exponerse a una maratón de manuscritura. Sería un masoquismo de querer sufrir
porque sí.
De todo esto, surge un problema para los diagnósticos: ¿cómo podríamos distinguir entre disgrafia y No-disgrafia?;....¿a partir de qué momento-intensidad diremos que hay una disgrafia que debe ser tratada? Por favor, tomen nota del asunto clave: ningún test podrá decirnos que alguien TIENE DISGRAFIA, y tampoco que NO LA TIENE. Sólo habrá una gradiente de intensidades registradas, y nos toca a nosotros decidir si "eso" merece ser tratado o no. Esto no debe sorprender a ningún psicólogo: ya conocían este argumento con respecto a las ANGUSTIAS. Lo raro es que tantos profesionales piensen aún que algún test pudiera decirles el SI o NO de la disgrafia. Algunos "astutos" creen que esto se arregla con metodología psicométrica. Se imaginan que un test bien estandarizado y en una buena muestra representativa,....debiera resolver esto. Error: los "niveles de corte" entre el sí y no, no son una cuestión de metodología sino de criterio: nosotros decidimos a partir de qué momento las cosas se vuelven serias y graves. Y también somos nosotros quienes escogemos y redactamos los ítemes de cada test, de cada protocolo de evaluación. Yo podría inventar como INDICADOR DE DISAGRAFIA un ítem que diga : "tras 20 minutos de manuscritura esforzada empieza sentir incomodidades en su mano que le anuncian que viene un calambre"; y entonces surgen esas preguntas que intentan desnudar la arbitrariedad del ítem: ¿Y porqué tienen que ser 20 minutos....no podrían ser 25?........ ¿Y qué tan "esforzada" tendría que ser esa manuscritura?,......¿Y qué es eso de "sentir incomodidades".....no podría decirse algo más preciso?;....¿y cómo es eso de que le "anuncian" que viene un calambre?. Ni la mejor psicométrica podrá evitar que sean nuestros criterios los que definan el SI y el NO de muchas cosas en psicología.
De todo esto, surge un problema para los diagnósticos: ¿cómo podríamos distinguir entre disgrafia y No-disgrafia?;....¿a partir de qué momento-intensidad diremos que hay una disgrafia que debe ser tratada? Por favor, tomen nota del asunto clave: ningún test podrá decirnos que alguien TIENE DISGRAFIA, y tampoco que NO LA TIENE. Sólo habrá una gradiente de intensidades registradas, y nos toca a nosotros decidir si "eso" merece ser tratado o no. Esto no debe sorprender a ningún psicólogo: ya conocían este argumento con respecto a las ANGUSTIAS. Lo raro es que tantos profesionales piensen aún que algún test pudiera decirles el SI o NO de la disgrafia. Algunos "astutos" creen que esto se arregla con metodología psicométrica. Se imaginan que un test bien estandarizado y en una buena muestra representativa,....debiera resolver esto. Error: los "niveles de corte" entre el sí y no, no son una cuestión de metodología sino de criterio: nosotros decidimos a partir de qué momento las cosas se vuelven serias y graves. Y también somos nosotros quienes escogemos y redactamos los ítemes de cada test, de cada protocolo de evaluación. Yo podría inventar como INDICADOR DE DISAGRAFIA un ítem que diga : "tras 20 minutos de manuscritura esforzada empieza sentir incomodidades en su mano que le anuncian que viene un calambre"; y entonces surgen esas preguntas que intentan desnudar la arbitrariedad del ítem: ¿Y porqué tienen que ser 20 minutos....no podrían ser 25?........ ¿Y qué tan "esforzada" tendría que ser esa manuscritura?,......¿Y qué es eso de "sentir incomodidades".....no podría decirse algo más preciso?;....¿y cómo es eso de que le "anuncian" que viene un calambre?. Ni la mejor psicométrica podrá evitar que sean nuestros criterios los que definan el SI y el NO de muchas cosas en psicología.