domingo, 12 de abril de 2015

ENTRADA N° 30: 11-04-2015. TODOS SOMOS UN POCO DISGRAFICOS.

LA DISGRAFIA NO ES "TODO O NADA"
TODOS SOMOS UN POCO DISGRAFICOS.

Los niños, a muy pocas semanas de haber nacido, suelen tener adultos cerca para que les hagan ese juego en que el adulto se tapa la cara con algo, y dice NO ESTÁ......y después muestra claramente su cara, y entonces dice ESTÁ.   El niño no logra percibir la "constancia-continuidad-permanencia" de ese adulto que está, sin interrupción, justo enfrente suyo.  Esto indicaría que el niño, a esa temprana edad, quizás piense en un modo TODO O NADA;  La cara del adulto ESTÁ, o....NO ESTÁ,....pero el niño no llega a discriminar ese momento o proceso intermedio de....AHORA SE ESTA TAPANDO LA CARA, ASI ES QUE VOY A DEJAR DE VERLO.

La angustia puede servir de ejemplo contrario. Desde los actos que suelen producir mayor angustia, como la aparición de un objeto fóbico, el ser cogoteados, o manejar en el tráfico santiaguino durante horas, hasta las tareas menos angustiantes, como podría ser prepararnos un café,.....todas encierran aunque sean unos pequeñitos riesgos de fracaso o de accidentes:  se nos podría dar vuelta la tetera y quemarnos,... tenemos que estar alertas contra ese eventual peligro.  Es decir, mientras estemos despiertos-conscientes, estaremos siempre en un grado mínimo de alerta ante lo que ocurre alrededor. De pronto, disfrutando un atardecer en la playa, en el mejor de los relajos y, ZAS,....¿le puse llave a la puerta del auto...? ¿dejé encendido el gas del califont? Es como si el subconsciente siguiera repasando eventuales riesgos y peligros hasta en los momentos de mayor serenidad. Podría decirse que estar conscientes en el mundo implica tener ante nosotros más de algún riesgo, siempre.  No se requiere riesgos objetivos y reales; basta con que los imaginemos: un preso, en una celda donde no ocurre absolutamente nada, puede auto-torturarse imaginando qué podría hacer en el momento en que ocurra un terremoto;.....él mismo genera buena parte de sus angustias cotidianas, y pueden ser muy fuertes.   Concluyamos en que PARA NADIE EXISTE la situación de TOTAL AUSENCIA DE ESTRESORES-ANGUSTIA, y que, en algunos casos, la presencia de estresores-angustia puede ser altísima PARA TODO EL MUNDO.

La disgrafia se parece a la ANGUSTIA.  Siempre tenemos un pequeñito grado de disgrafia, y en ocasiones ella se puede convertir en algo realmente terrible de sufrir. Más interesante aún; igual que la angustia, que la sufrimos todos en diversos grados y momentos, también la disgrafia podemos sufrirla todos, y hasta intensamente, dependiendo de las situaciones que se nos presenten.
Exagerando y caricaturizando las cosas, diré que en su gravedad, podemos distinguir al menos tres intensidades de disgrafia:

DISGRAFIA 1 :  Es la distonia, o sea algo MÁS que una disgrafia. La persona toma el lápiz y sufre casi de inmediato un adormecimiento-parálisis-insensibilidad en la mano; el lápiz se le cae; es absolutamente incapaz de escribir una línea. Conocí una mujer distónica que no podía hacer un cheque…..eso ya era demasiada manuscritura para su distonia.

DISGRAFIA 2: Es casi un disgráfico "típico" aquel escolar que escribe relativamente bien durante diez minutos, que empieza a tener problemas si le exigen que escriba durante 15 minutos, y que el asunto se le vuelve angustioso a partir del minuto 20.   En 20 minutos de esfuerzo de manuscritura, muchos disgráficos empiezan a sentir que les va a dar un calambre en la palma de la mano.

DISGRAFIA 3:  Es la que tenemos casi todos, los "no-disgráficos".  Nos consideramos no-disgráficos porque prácticamente nunca sentimos esa situación límite en que empezamos a percibir que viene un calambre; pero, si a alguien se le ocurre hacer un campeonato de manuscritura en el que transcribiremos lo que se nos va a dictar oralmente sin interrupción durante 24 horas seguidas...... es fácil apostar a que después de diez horas....quizás el 90% de los participantes “no-disgráficos” esté relajando sus manos para evitar calambres, y después de 20 horas, no habrá un sólo participante que no  esté exhibiendo abundantes síntomas disgráficos.


Este es el sentido de afirmar que la disgrafia no es "todo o nada". La disgrafia varía en intensidad....DEPENDIENDO DE VARIOS FACTORES. Si la situación de manuscritura se vuelve sumamente exigente, TODOS SOMOS DISGRAFICOS.   Claro, los disgráficos más severos, y ni hablar de los distónicos, jamás debieran exponerse a una maratón de manuscritura. Sería un masoquismo de querer sufrir porque sí.

De todo esto, surge un problema para los diagnósticos: ¿cómo podríamos distinguir entre disgrafia y No-disgrafia?;....¿a partir de qué momento-intensidad diremos que hay una disgrafia que debe ser tratada? Por favor, tomen nota del asunto clave: ningún test podrá decirnos que alguien TIENE DISGRAFIA, y tampoco que NO LA TIENE. Sólo habrá una gradiente de intensidades registradas, y nos toca a nosotros decidir si "eso" merece ser tratado o no.   Esto no debe sorprender a ningún psicólogo: ya conocían este argumento con respecto a las ANGUSTIAS. Lo raro es que tantos profesionales piensen aún que algún test pudiera decirles el SI o NO de la disgrafia. Algunos "astutos" creen que esto se arregla con metodología psicométrica. Se imaginan que un test bien estandarizado y en una buena muestra representativa,....debiera resolver esto.  Error:  los "niveles de corte" entre el sí y no, no son una cuestión de metodología sino de criterio: nosotros decidimos a partir de qué momento las cosas se vuelven serias y graves. Y también somos nosotros quienes escogemos y redactamos los ítemes de cada test, de cada protocolo de evaluación. Yo podría inventar como INDICADOR DE DISAGRAFIA un ítem que diga :  "tras 20 minutos de manuscritura esforzada empieza sentir incomodidades en su mano que le anuncian que viene un calambre";  y entonces surgen esas preguntas que intentan desnudar la arbitrariedad del ítem:   ¿Y porqué tienen que ser 20 minutos....no podrían ser 25?........ ¿Y qué tan "esforzada" tendría que ser esa manuscritura?,......¿Y qué es eso de "sentir incomodidades".....no podría decirse algo más preciso?;....¿y cómo es eso de que le "anuncian" que viene un calambre?.   Ni la mejor psicométrica podrá evitar que sean nuestros criterios los que definan el SI y el NO de muchas cosas en psicología. 

lunes, 6 de abril de 2015

ENTRADA N° 29 : O6-04-2015 COMO CONTRATAR REHABILITACIONES

¿CÓMO CONTRATAR TRATAMIENTOS DE DISGRAFIA ?

Vista la situación que se vive de ausencia de especialistas de verdad en la rehabilitación de disgrafias, se vuelve fácil que un apoderado que no conoce este campo, termine contratando a no-especialistas y, por qué no decirlo, a verdaderos piratas que están al acecho, listos para ofrecer a los incautos competencias rehabilitadoras que no tienen.  Evidentemente, los títulos y los diplomas profesionales no garantizan  especialidad alguna a sus titulares; más bien ocurre que casi todas las mallas curriculares, forman profesionales generales y básicos, pero NO forman especialistas.  Por otro lado, hacer por ejemplo, un doctorado en Psicología Educacional, tampoco garantiza que ese profesional sepa rehabilitar disgrafias, ya que su doctorado puede haber versado sobre asuntos complemente distintos a los de las dificultades de aprendizaje y las rehabilitaciones respectivas. Las maestrías y los doctorados son GRADOS ACADEMICOS y no especialidades profesionales.

Los apoderados que pueden contratar servicios profesionales privados, siguen en esto recomendaciones muy inciertas; si bien puede ocurrir que alguien recomiende a un especialista porque LE CONSTA que sabe rehabilitar disgrafias, también ocurre que los consejos vengan de gente inexperta, familiares y amistades que sugieren nombres de profesionales por razones muy ajenas a la verdadera experticia de éstos.  Tanto peor si la elección del especialista no es posible, porque operan convenios y profesionales designados por instituciones.

El peor de todos los casos probablemente sea la recomendación entre amigos. Tres o cuatro profesionales acuerdan compartir una clientela o  “remitirse” unos a otros los pacientes; cada uno de ellos manda al paciente, a un “súper-especialista” en el tema. De la noche a la mañana, cuatro novatos se vuelven, por boca de sus amigos, en grandes especialistas. Esto es una forma de fraude.  No es por la vía de un “status” publicitariamente construido como podrá garantizarse la experticia de un rehabilitador de disgrafias.

Cualquiera sea la forma de ELEGIR / O / NO-PODER-ELEGIR al especialista, queda por ver CUAL SERA LA MANERA DE CONTRATARLO.  La peor forma es la “captura” del cliente por los médicos, en nuestro ámbito, por los neurólogos.  Recetan RITALIN y de ahí en adelante, “venga a control” seis veces al año.  El cliente queda prisionero y tiene que pagar consultas, en circunstancias que lo único que está en juego a esa altura es si el paciente se está tomando o no las píldoras o las gotas.

En el extremo contrario, y que yo defiendo porque lo creo justo, se debe contratar programas de tratamiento orientados a metas específicas.  La acción de los terapeutas de cualquier tipo y la cobranza por sus servicios, no puede ser independiente de que obtengan o no logros en beneficios de sus pacientes. Así, propongo que se contrate un programa que DEBE PRODUCIR los logros a, b y c, en un plazo de X semanas.  Cumplido el plazo se evalúa los logros. Si se los obtuvo, el especialista cobra la totalidad del programa. Si no obtuvo logros, devuelve lo cobrado en una proporción a pactar.

Para mí está muy claro, después que tengo un diagnóstico hecho, qué tanto avance voy a poder obtener de cada rehabilitación.  Siempre son logros aproximados;  es más un marcar un “nivel” de logros que especificar obsesivamente cada pequeña ganancia comprometida.  El punto es que quede muy claro que sin logros,  habrá devolución de cobranzas, y que con logros razonables, los pagos del cliente están plenamente justificados. 

Si el programa dura 10 semanas, lo anterior consolida ese periodo de tratamientos, pero a la vez, le pone término a las intervenciones rehabilitadoras, al menos en lo contractual. El cliente podrá ir donde otro especialista si en ese momento está descontento.

Este sistema contractual puede ser visto en la tranquilidad que le da al cliente. Logros asegurados en plazos fijos, o devoluciones, es un trato muy conveniente para el cliente.

Pensemos ahora este mismo tipo de contrato, pero desde la perspectiva del especialista que ofrece sus servicios en estos términos.  Para ofrecer algo así, …hay que estar bien seguro de las propias competencias profesionales. No tendría sentido contratar programas de tratamiento con un compromiso de devolución de pagos si no se obtiene logros de los tratamientos. El especialista tiene otra ventaja: su tratamiento está contratado por 10 semanas, y sabe que podrá hacer un trabajo serio…. Que suele ser imposible si el paciente se pierde a la tercera sesión y ya no vuelve.

En estos contratos, yo estaría dispuesto a devolver HASTA el 50% si no obtengo logros, porque yo habría trabajado igual, y porque no siempre sería yo el responsable del fracaso del tratamiento. Existen muchos niños con muy escasa disciplina y que, a menos que en su casa se maneje muy bien las motivaciones, el chico puede no interesarse en absoluto por su propia rehabilitación, no poner empeño ni compromiso alguno. Se entenderá que en estos casos, el especialista pudiera hasta no estar obligado a hacer devoluciones.  Es el caso de las drogadicciones: el especialista puede poner todo lo necesario para que una terapéutica tenga éxito, …pero si de parte del paciente no hay un compromiso, un empeño mayúsculo por abandonarla, no habrá logros; y no será culpable el especialista.

PIENSEN EN LA POSIBILIDAD:
PAGUEN CARO POR NIVELES DE LOGROS A PLAZO FIJO.
ESO ES MEJOR QUE COSTOS  INTERMINABLES,
POR TRATAMIENTOS INTERMINABLES Y

POR LOGROS VAGOS, IMPRECISOS, ….
SI ES QUE LOS HAY. 

ENTRADA N° 28 : 04-04-2015. EL DECRETO n| 170 / 2010.

DECRETO N° 170 / 2010.

El MINEDUC suele confundir conocimiento con burocracia.  Para sus funcionarios, estar instalados en el aparato burocrático, equivale a tener los conocimientos suficientes como para dictar normas en torno a cómo deben proceder, en este caso, los diagnósticos de Necesidades Educativas Especiales… término que pretende haber superado al de Dificultades Específicas de Aprendizaje.

El problema está en que el MINEDUC carece de competencias reales, por ejemplo, en materias de DISGRAFIA.  El Decreto 170 / 2010 no dice nada sobre disgrafias; las alude genéricamente como Dificultades Específicas de Aprendizaje y como Necesidades Educativas Especiales, pero no reconoce clases distintas de disgrafias ni se refiere a cómo puede diagnosticarse cada una de estas. En modo alguno sugiere que estos diagnósticos puedan conducir a distintos tipos de tratamientos para las distintas disgrafias.   Tampoco señala en qué condiciones se puede “dar de alta” a un escolar que pasa por una rehabilitación de disgrafia.

Por otro lado, el Decreto reconoce experticias en profesionales que no necesariamente las tienen. Los Pedagogos y los Psicopedagogos son los profesionales que están instalados en las UTP y en las Aulas de la Educación Básica, y en esas aulas abundan las disgrafias sin que estos profesionales hayan podido prevenir su aparición y sin que logren rehabilitarlas una vez que se desarrollan como dificultades de aprendizaje para el alumno.  Ciertamente, puede haber excepciones; es posible que algún pedagogo enseñe buena manuscritura, y es posible que algún Psicopedagogo sepa rehabilitar disgrafias; pero esa no es la norma; desgraciadamente, en Chile casi no existen especialistas en disgrafia. Esta ausencia de profesionales capaces de actuar al nivel de aulas, es el motivo de que la “terapia” universal para numerosos problemas –incluida la disgrafia- sea el nefasto RITALIN. 

A pesar de estas graves deficiencias, el Decreto usa casi 30 páginas para armar una verdadera jungla burocrática y un complejo sistema de reglas y procedimientos que, de no cumplirse,… terminarán dejando a los escolares que las necesitan, SIN LAS SUBVENCIONES para que puedan acceder a tratamientos financiados.

Puedo entender las frustraciones de los profesionales que están trabajando con los colegios y escuelas. Les exigen, desde una jerarquía burocrática, que procedan en formas inadecuadas tanto al diagnóstico como a las rehabilitaciones de las dificultades de aprendizaje.  Realizan muchos trámites, pero no rehabilitan disgráficos.  Me temo que pase exactamente igual con dislexia y con discalculia.

Con todo, el Decreto 170 / 2010 tiene un aspecto rescatable:  exige evaluaciones “de entrada” al inicio del año escolar, y evaluaciones de salida, a final del año, a todos aquellos casos cuya atención requiera subvenciones del Estado.  Sería interesante estudiar las diferencias entre estas dos evaluaciones anuales.  Mucho me temo que, dadas las condiciones en que operan, prácticamente ningún establecimiento educacional  logre rehabilitar una sola disgrafia.  Si así fuera estaríamos muy probablemente ante un nuevo caso de “documentos ideológicamente falsos”: es tentador hipotetizar que las evaluaciones de “salida” declaran grandes eficacias rehabilitadoras respecto de lo diagnosticado en los “inicios”.  Y al año siguiente, como hay que justificar el trabajo, se vuelve a diagnosticar abundantes problemas en la evaluación del “inicio”…..¿para volver a tener éxito en términos burocráticos, …pero no en términos reales?.  No sería extraño que, a través de los procedimientos del Decreto 170 / 2010, un mismo escolar resulte REHABILITADO de su disgrafia cinco o seis años seguidos.  Hecho que de constatarse, probaría una mayúscula irregularidad generada desde el mismísimo Decreto N° 170 / 2010.

Es lamentable.  Los escolares con Dificultades Específicas de Aprendizaje y Necesidades Educativas Especiales,  no tienen a su disposición los tratamientos que necesitan; pero el Decreto N° 170 / 2010 diseñó una jungla burocrática de trámites y formularios a llenar, que pudieran hacer creer a los legos que se está haciendo mucho por esos niños.  Sólo es un gran simulacro, un gran fraude.


Vistos los enormes trabajos que se realizan según este Decreto, el MINEDUC debiera publicar los éxitos que ese trabajo tiene, entregándonos listas de alumnos REHABILITADOS.  ¿Existirá algún REHABILITADO?......   ¡¡¡ MUY DIFICIL !!!. 

miércoles, 1 de abril de 2015

Entrada N° 27 01-04-2015. LA DISGRAFIA QUE NO ES DISGRAFIA


LA DISGRAFIA QUE NO ES DISGRAFIA.

Este título es lógicamente imposible, falso, porque transgrede el principio de Identidad. 

Si # es igual a #, ……ENTONCES,…… # no puede ser distinto de #.   Siendo # cualquier cosa o concepto que usted quiera considerar, en este caso, la disgrafia.

Pero aunque usted no lo crea, muchos especialistas nos ponen ante este problema, cuando nos ofrecen definiciones imposibles para la disgrafia. No puedo abordar todos los casos imaginables, pero comentaré los principales.

Bien en el extremo, las personas muertas no escriben,..... pero no son disgráficas. Esta afirmación, con la que es fácil estar de acuerdo, nos ofrece el argumento “por absurdo”.  Entendemos que sería absurdo decir que los muertos son disgráficos porque no escriben.

La clave de esta cuestión, y saliéndonos ya de los extremos del absurdo, es que hay problemas MAYORES que otros, que abarcan más, o que actúan a niveles de más alta jerarquía que otros.  En este sentido, lo que afirmamos del Todo, vale también para sus Partes, pero no al revés: lo que caracteriza a la Parte, no necesariamente caracteriza al Todo. Si yo digo que los dientes están formados de un material durísimo, rígido y escasamente sensible, eso es cierto del diente, pero no es cierto de todo el cuerpo de ese animal cuyo diente elegí describir.

Neurólogos, psiquiatras y otros profesionales que siguen a la neurología en esto, entienden que:

la disgrafia es producto de un daño cerebral…..
que se manifiesta como…..
perturbación neurológica…….la que implica….
dificultades de aprendizaje  ……
que se expresan como…..
DISGRAFIA: problemas de graficación.  

Consecuentes sólo a medias con esta cadena de causalidades, que es su manera de entender la disgrafia, suelen recetar Ritalín o algún fármaco similar, el que actúa a nivel de sistema nervioso–cerebro, en las causas más profundas, y no tiene capacidad alguna de mejorar la estilística de las grafías que traza a lápiz la persona.

De vuelta en el problema lógico:  lo anterior es casi como si me dijeran que la disgrafia es un daño cerebral……que dificulta la manuscritura.

Ojo que, en un 3% a 5% de los casos, semejante afirmación parece ser cierta.  El problema es que resulta falsa en el restante 95 a 97% de los casos. Y este es quizás el principal drama conceptual-teórico con que nos estrellamos al intentar comprender la disgrafia. Porque resulta que si un rehabilitador ergonómico de disgrafias como Yo, toma a esos niños disgráficos diagnosticados como “daños cerebrales” y mal-tratados con Ritalín,….y les enseña a escribir de una forma distinta  a la habitual para ellos, más del 90% de esos niños disgráficos superan sus disgrafias en pocos meses de trabajo.

¿Se capta el problema?: por un lado se nos dice que la causa de la disgrafia es el daño cerebral.  Si dejamos entre paréntesis esa afirmación y empíricamente rehabilitamos a esos mismos disgráficos SIN TOCAR PARA NADA al cerebro,….tenemos que inferir que…..la causa no era el daño cerebral, visto que hemos logrado superar esas disgrafias sin tocar para nada a la causa “daño cerebral”.

Alguien pudiera objetarnos que, en muchos casos, existen dos y más formas para lograr el mismo resultado.  Podemos viajar hacia un mismo destino tomando diferentes rutas y usando distintos medios de transporte; podemos librarnos de los dolores de cabeza ya sea con fármacos, o alternativamente, controlando la dieta y haciendo mucho ejercicio.

Pudiera ser que el daño cerebral que los neurólogos suponen que causa la disgrafia, fuera susceptible de ser superado por el Ritalín, y también por nuestra rehabilitación ergonómica.  Pero esto tiene dos objeciones empíricas gigantescas:
a)    Yo podría hacer rehabilitaciones ergonómicas a muchas personas con daño cerebral,….y ninguna de ellas se curaría porque, en general, los ejercicios ergonómicos no sirven para restaurar daños ni heridas cerebrales.
b)    Tenemos un problema peor aún: a muchos disgráficos se les ha dado Ritalín por años, ….y siguen igual de disgráficos.

Algo anda muy mal en las relaciones entre los términos Daño Cerebral, Disgrafia, Rehabilitación Ergonómica.  (para no meter a otros términos) tal como están planteadas en la mayor parte de las teorizaciones actuales.

O sea, no estamos ante el caso de que dos procedimientos pueden servir para un mismo propósito. Todo indica que estamos ante dos fenómenos diferentes, a los que sólo muy marginalmente podemos relacionar el daño cerebral y las rehabilitaciones ergonómicas, simultáneamente.

Voy a hacer un rodeo argumental para acercarme al problema desde la otra perspectiva. Es como ver el túnel, ahora, desde su otra boca de entrada.

Acéptenme por ahora, en términos puramente provisorios e hipotéticos, que NO EXISTE UNA DISGRAFIA, SINO TRES DISGRAFIAS  DIFERENTES.

Disgrafia 1:  La causa es un daño cerebral y mejora mucho con Ritalín.

Disgrafia 2:  No hay daño cerebral. La causa es un mal aprendizaje de procesos cognitivos que mantienen una desarticulación o una descoordinación entre procesos de Pensamiento, de Lenguaje, o de otros procesos ejecutivos. La pueden rehabilitar psicoterapeutas cognitivos y a veces psicolingüistas y otros especialistas en Lenguaje.
Son útiles aquí dos ejemplos: a) Demóstenes era tartamudo, y logró auto-rehabilitarse de su tartamudez, simplemente echándose piedrecitas a la boca y ensayando discursos largos y complicados en estas difíciles condiciones que le ponían las piedrecitas; b) Todos los zurdos que fueron y aún son derechizados.  Inicialmente, ni Demóstenes ni los zurdos tienen daños cerebrales, y ambos logran salir adelante en sus respectivos problemas, sin Ritalín. La explicación sería que sus problemas eran “cognitivamente coordinables”, y que es esta re-coordinación la que opera como causa de su rehabilitación.

Disgrafia 3. No hay daño cerebral ni tampoco hay descoordinación entre procesos cognitivos superiores. Su causa es un aprendizaje inadecuado de las técnicas motrices con que la persona ejecuta su manuscritura;  las inadecuaciones de estas técnicas terminan lesionando a la persona y deteriorando los productos que ella escribe en varios sentidos. Se puede rehabilitar , enseñando a esos disgráficos una distinta técnica o estilo de manuscritura que no incurra en la disergonomía de la que antes usaban.  Y ahora vienen el drama y la solución juntas:

Disgrafia 1:
daño cerebral
Disgrafia 2: descoordinación procesos cognitivos
Disgrafia 3:
técnicas disergonómicas de manuscritura
Son el 5% de todas las disgrafias
Son el 5% de todas las disgrafias
Son el 90% de todas las disgrafias.


Los porcentajes son aproximados y pueden variar un poco en distintas poblaciones.

Existe una proporción pequeñísima de “disgrafias mixtas”,…. en las que podemos encontrar simultáneamente dos de las anteriores, y hasta las tres juntas en un mismo sujeto.

Lo que me interesa en esta argumentación y en este análisis es que, aun mirando el problema desde las dos entradas al túnel,  nos encontramos con que la inmensa mayoría de las disgrafias no están causadas por daños orgánicos y no se curan con Ritalín,  lo que refuta severamente al discurso neurológico, y en cambio, aparece una nueva categoría de disgrafias ergonómicas rehabilitables con un proceso de reaprendizaje de técnicas motrices ergonómicas para la manuscritura.  Dejo por ahora a la espera el caso de las disgrafias cognitivas. El gran debate es el de las digrafías 1 y 3.   ¿Daños cerebrales o malas técnicas motrices?, ¿Ritalín o rehabilitación ergonómica?.

Vuelta a las definiciones iniciales.  Cuando se parte con una definición de daño cerebral….que se expresa como disgrafia…... quienes lo hacen están en lo correcto en el 5% de los casos pero se equivocan en el 95% restante.  Cuando se parte de una definición de la disgrafia como las consecuencias de técnicas motrices disergonómicas de manuscritura, se está en lo correcto el 90% de las veces y se falla en el 10% de los casos.

Haré un último argumento.  Supongamos que todas mis elucubraciones e interpretaciones teóricas están equivocadas; supongamos que nadie sabe nada a nivel de las explicaciones de fondo para lo que ES la disgrafia. Aun así, la eficacia práctica de las terapéuticas  es constatable de las formas empíricas más concretas. Si medimos Antes, y medimos Después de los tratamientos respectivos, las eficacias terapéuticas coinciden con lo que hemos señalado: Ritalín 5% de éxitos; Rehabilitación ergonómica 90% de éxitos.  Este sólo acumulado de hechos concretos, nos obliga a INDUCIR teorías muy distintas a la teoría actualmente dominante de la disgrafia, que no es otra que la teoría neurológica del daño cerebral.

De todo lo anterior, el lector debe reflexionar calmadamente hasta lograr las reestructuraciones conceptuales a que esto lo obliga,… si acaso lo acepta como válido.

Se comprenderá ahora la dificultad de esta Jornada. Estamos proponiendo trabajar con un concepto de disgrafia que es contrario en muchos aspectos  a la teoría neurológica actualmente dominante en este ámbito de fenómenos.  Ciertamente, en estas circunstancias vamos a chocar no sólo con las definiciones básicas, mucho más grave es que choquemos contra el Ritalín,….pero al mismo tiempo que esto es un problema, también es una maravilla a nuestro favor: quienes trabajan cerca del ámbito educacional o dentro mismo de éste, saben muy bien que las manuscrituras de un 8° Básico son un desastre, aunque esos niños vengan tomando Ritalín desde 3° Básico; es decir, los profesionales de la educación YA SABEN  que el Ritalín no es solución, y en esa medida, podemos esperar cuando menos que miren con buenos ojos a esta nueva propuesta que, por lo menos no se empeña en convencerlos… de lo que ellos saben que es falso.

Cabe, entonces hacer una breve revista a esos muchos casos de daños cerebrales y otros problemas parecidos que, aunque produzcan efectos similares a una disgrafia, no son disgrafia, porque son algo MUCHO MAYOR, algo que se encuentra instalado en niveles distintos, por lo general más altos, que las verdaderas causas de la disgrafia.  Decíamos que un cadáver no es disgráfico….pese a que no escribe.

Una persona con Alzheimer no es disgráfica. A lo mejor olvidó todo el lenguaje y olvidó lo que era escribir; eso es mucho más y mucho peor que disgrafia.

Una persona con mal de Parkinson tiene un temblor en su mano que le hace absolutamente imposible escribir medianamente bien, pero no tiene disgrafia, tiene Parkinson.

Una persona que sufre la amputación del brazo con que escribía no es disgráfica, aunque sus problemas para escribir  con la mano que le quedó se van a parecer mucho a una disgrafia.

Los escolares que se quiebran un brazo no son disgráficos, aunque sus brazos enyesados les causen complicaciones incluso peores que la disgrafia.

Un drogadicto que vive intoxicado por drogas y alcoholes, no logra hacer buena manuscritura, pero no es disgráfico; los temblores de sus manos vienen de la drogadicción.

La distonia es una enfermedad en la que los sujetos pierden abruptamente toda su tonicidad muscular en partes específicas del cuerpo. Cuando esto les ocurre en sus manos, ellos no son disgráficos sino distónicos.

Personas con tendinitis o con desgarros musculares en su mano de escritura, no son disgráficos aunque sus incapacidades se asemejen mucho a una disgrafia.

A las personas hemofílicas puede ocurrirles que, al golpearse fuertemente una mano, se les haga un hematoma que pone sus manos como “empanadas” rígidas por la pura congestión sanguínea  de sus manos. No son disgráficas,….son hemofílicas.

La Artritis es una enfermedad degenerativa que afecta las articulaciones entre algunos huesos; si esto afecta a las manos se pueden producir efectos similares a los de una disgrafia, pero la artritis no es disgrafia.


La lista podría seguir casi interminablemente. Lo que trato de argumentar con todos estos casos y señalamientos, es que EL DAÑO CEREBRAL NO ES DISGRAFIA, salvo en muy especiales e infrecuentes casos. Hay infinitos daños cerebrales que no se expresan como disgrafia. Siendo esto así, pido a todos que se abran a nuevas teorizaciones sobre la disgrafia, y que estén especialmente alertas al argumento empírico. Cuando las disgrafias resultan rehabilitadas….algo debe haberse hecho en el sentido correcto y necesario. Eso es lo que tenemos que teorizar para llenar el vacío que nos dejan esos “daños cerebrales” que los scanners, las tomografías, las resonancias magnéticas ni ninguna otra “imagenología” cerebral puede detectar.